4 de agosto de 2015

ACABAR CON EL BALONCESTO


     Parecía increíble, pero estos inútiles de la ACB van a conseguir que el baloncesto, un deporte seguido por millones de personas no hace mucho acabe de morir lentamente en una agonía larga, dura, complicada.

     Como suele pasar en estos casos, se hace con la voluntad de hacer las cosas bien, es decir, se obliga(cuando el dinero público no era de nadie y se regalaba o se escondía, o puede que se regalara para esconderlo) a que los clubs que ascienden paguen un canon imposible de pagar, tengan unas cuentas saneadas imposibles de tener, y así, año tras año se van eliminando equipos y se prohibe el ascenso de los que en la liga LEB se lo ganan en la cancha.

     Los de arriba, como saben que salvo milagro(solamente Andorra protegido por una fiscalidad diferente ha sido capaz de ascender últimamente) nadie va a bajar nunca, no invierten  o invierten cada vez menos, los equipos son horribles, el nivel ha bajado tanto que los dos grandes pueden jugar "medio en broma" y ganan de paliza, y el sistema de liga es tan aburrido que lo hagan bien o mal, Real Madrid y Barcelona llegan siempre a la final.

     Y por si faltaba algo para terminar de hacer ridícula la liga, aunque la ganes o te quedes en la final, es fácil que no te dejen participar en la Euroliga puesto que los equipos que la juegan, pueden quedarse octavos pero siguen participando.

     Al final ni por arriba ni por la parte baja hay emoción, interés, y el espectáculo de ese maravilloso deporte, cada vez le interesa a menos gente. Ver al Real Madrid ganando de 50 al Manresa o al Barça de 40 en cancha de cualquier rival es aburridísimo, pero si por casualidad tienen algún mal día, si al final uno de los dos no acaba en los dos puestos de cabeza, el play off y los arbitrajes, lo arreglan.

     Y así, año tras año, el deporte que fue nuestro, de tantos que lo amamos, se va quedando arrinconado, y los que lo seguíamos incluso pagando para poder ver cada semana a nuestro equipo, nos vamos encontrando huérfanos porque cada vez nos gusta menos, nos interesa menos, y nos aburre más.

     Este año el Ford Tizona de Burgos que se ganó el ascenso, que lo festejó en la capital burgalesa va a desaparecer porque jugar para nada es tontería. El Orense campeón merecidamente sigue luchando pero con pocas esperanzas y es probable que lo tenga que ganar en los juzgados, como el Obradoiro de Santiago en su momento, y Menorca, Leon, Alicante, Huesca, .....

     Van a matarlo poco a poco, y luego irán todos a su entierro convencidos de que"la culpa es de los otros si algo sale mal".

     Y va a salir mal. Seguro. ¿Verdad, sr. Roca?

412 comentarios:

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Anónimo dijo...

3. Para construir el Estado del Bienestar que necesitamos.

La carga fiscal en Catalunya es parecida a la de los países más avanzados de Europa, mientras que es una de las regiones de Europa y la región española con un estado del bienestar menos desarrollado (tenemos el récord de menos trabajadores públicos por ciudadano y por trabajador). Esta situación se explica por tres razones, el déficit fiscal, la competencia por efectos de capitalidad que tiene Madrid (y que no corresponde a una "maldad" española: las capitales de los estados y su región circundante tienen beneficios económicos y concentran más servicios públicos sólo por serlo) y porqué las instituciones e indicadores económicos siguen indicadores españoles y no catalanes. Siendo independientes, si los catalanes decidimos seguir teniendo una gran carga fiscal esto redundará en mejores servicios públicos en Catalunya, no como actualmente en el que la financiación autonómica está fuertemente desligada de la carga fiscal que se aplica en cada territorio. Barcelona y su entorno tendrá los beneficios de capitalidad, y los indicadores socioeconómicos con los que se regulan sueldos, precios públicos, o ayudas sociales se adaptarán a la realidad económica catalana.

Anónimo dijo...

4. Por el simple hecho de que así lo pueda querer una mayoría de catalanes.

La principal razón para que una comunidad política se constituya como un estado independiente es que los ciudadanos que la forman se autoidentifiquen como miembros de esa comunidad y deseen constituir un estado. Más de un 80% de catalanes estamos a favor del derecho a decidir (y por tanto consideramos que la comunidad política que ha de decidir es la catalana); ergo, la primera condición ya se produce. No sabemos si una mayoría de catalanes queremos la independencia o no, pero si expresamos ese deseo de forma mayoritaria (por ejemplo, en una consulta) y lo sostenemos a lo largo del tiempo, ahí estará el principal motivo para la independencia de Cataluña. Insistimos: el principal motivo para la independencia de una comunidad política es el deseo de esta comunidad política para ser independientes; los islandeses, los noruegos o los eslovacos sólo tenían ese motivo y ni los daneses, ni los suecos ni los checos se lo impidieron o les pidieron más razones.

Anónimo dijo...

5. Para acabar con los falsos debates identitarios.

Como en cualquier otra sociedad moderna, abierta y culturalmente diversa, los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña habitualmente debaten sobre su cultura, su identidad y el papel de esta en el cambiante mundo globalizado en el que vivimos. Estos debates se desarrollan partiendo de algunos puntos de consenso que poca gente discute: que Cataluña es una tierra plurilingüe donde el castellano tiene una presencia mayoritaria y el catalán una función cohesionadora y un estatus como patrimonio común; que el catalán ha sido históricamente perseguido y/o marginado, y que eso requiere de una cierta acción correctora por parte del gobierno autonómico; o que la lengua vehicular en la enseñanza debe ser el catalán.

Como es normal, existen voces (muy minoritarias) que legítimamente discuten estos consensos, y que tienen a su disposición todos los mecanismos de una sociedad democrática para expresar esta discrepancia. El problema es que desde la prensa madrileña y las instituciones españolas se amplifica la voz de los más exagerados de entre los que discrepan, y se insinúa constantmente la existencia de una especie de "persecución del castellano" o una "discriminación de los castellanohablantes" que solo existe en la imaginación de los que se la inventan. Los que escriben esto, un Pérez y un Rodríguez, castellanohablantes que aprendieron el catalán en la escuela y no lo empezaron a usar en serio hasta que les empezó a salir barba, dan fe de ello. Así como de la rabia que nos da a la inmensa mayoría de los castellanohablantes que se nos use como argumento en una discusión falsa sobre un problema que no tenemos.

Anónimo dijo...

6. Para garantizar la continuidad de una sociedad abierta, plural e intercultural.

En Catalunya hemos construido un modelo de convivencia casi inédito en el mundo. Contamos con un bilingüismo real (no territorial). En nuestra sociedad la mayoría de la gente participa de dos identidades nacionales, y un porcentaje muy alto de inmigración se ha integrado en ella sin demasiados problemas. Somos una de las regiones de Europa con mayor pluralidad política (tenemos el Parlament más multipartidista y menos bipartidista de todo el estado español), social, lingüista y cultural. En nuestro Estatut reconocemos incluso minorías políticas territoriales y sus instrumentos de gobierno como los del Vall d'Aran. Hemos logrado esta convivencia mediante la integración y el pacto, mediante acuerdos políticos y sociales.

Los símbolos del catalanismo son transversales, son aceptables por personas que se sienten tan españolas como catalanas, están integrados a izquierda y derecha del espectro político y cuajan en todos los sectores sociales, mientras que los símbolos del españolismo son hoy en día excluyentes, atractivos solo para una parte muy concreta de la población. Esto hace que nuestra sociedad no sea una sociedad confrontada entre "gente que sólo se siente española y vive en castellano y gente que sólo se siente catalana y vive en catalán". Toda esta pluralidad social y política está en riesgo a causa de los movimientos recentralizadores, y siempre depende de la voluntad de un Tribunal Constitucional o de un gobierno central en el que los catalanes tenemos poco poder de decisión. La única manera de garantizar que las instituciones españolas no puedan romper esa capacidad convivencial y de pacto social es a través de la independencia.

Anónimo dijo...

7. Para acabar con la instrumentalización de la comunidad castellanohablante y garantizar un verdadero plurilingüismo.

En Catalunya hay bilingüismo. Así lo indican todos los estudios al respecto. Los niños catalanes salen de las escuelas con tan buen nivel de castellano como el resto de niños de España, y el catalán tiene unos niveles parecidos de conocimiento gracias a la política de inmersión lingüística. Los que se oponen a esta herramienta en nombre del "bilingüismo" son, precisamente, los que no quieren ni ser bilingües ni que lo sean sus hijos. Propuestas como la de la futura ley Wert, o recientes sentencias del TC amenazan, por tanto, el único modelo que garantiza el bilingüismo y evita la diglosia (la segregación social y de uso social de los idiomas; por ejemplo, tener un idioma para tratar con la administración y otro para conversar por la calle).

Los castellanohablantes no tenemos problemas de orden lingüístico en Cataluña. En cambio, desde fuera de Cataluña se nos intenta instrumentalizar. Estamos cansados que se nos utilice como herramienta para construir un modelo de sociedad y educación en el que nosotros y nuestros hijos no seríamos bilingües sino a la práctica monolingües castellanohablantes.

Anónimo dijo...

8. Para facilitar la reforma de España y Cataluña.

Como cualquier reforma política, la Transición tuvo cosas buenas y cosas malas. Sin embargo, el impás político y económico que vivimos expresa una necesidad imperiosa de reforma del modelo de Estado heredado de la Transición, reforma que se ve constantemente bloqueada por las derechas española y catalana, las cuales frecuentemente agitan las banderas nacionales como herramienta para tapar los problemas sociales. Esta apelación al patriotismo como excusa para no cambiar nada no terminará hasta que "el problema catalán", que para nosotros los catalanes es "el problema español", no se resuelva; y, como hemos podido ver con la reciente reforma del Estatuto, esa resolución no llegará por la vía de un "encaje" de Cataluña en España. Hace falta una consulta democrática para que los ciudadanos de Cataluña decidan, simplemente, si quieren o no permanecer en España. Y en esa consulta, nosotros votaremos "sí", para allanar el camino de la reforma tanto de España como de Cataluña

Anónimo dijo...

9. Para que España pueda crear un modelo territorial que se adapte a la realidad de la mayoría.

El modelo de estado de las autonomías español no se puede entender sin el motor catalán y del resto de comunidades históricas. Más allá del modelo vasco y navarro con su excepcionalidad fiscal, el resto de CCAA ha ido adaptando sus competencias y sus Estatutos al impulso que han ido marcando los avances descentralizadores de Catalunya. Se ha construido un modelo de estado de las autonomías basado en la pugna entre políticos catalanes que presionaban para conseguir más competencias y un gobierno español que cedía pero teniendo el control final (por ejemplo, teniendo el control fiscal), a la vez que el resto de CCAA han intentado ir a la zaga en cada una de las competencias que se hayan ido cediendo a Cataluña.

Esto ha generado un modelo que tiene numerosos problemas, en el fondo improvisado y que responde a dos lógicas totalmente distintas: la de Cataluña que empuja hacia un estado federal y la del resto de CCAA que buscan una descentralización administrativa y competencial, pero sin ir más allá. Este modelo es malo para Cataluña pero también para las autonomías, genera incentivos perversos, redes clientelares en los grandes partidos, pugnas de poder que no aportan valor. España se merece un modelo de descentralización que no esté distorsionado por la relación Cataluña – España. La independencia de Catalunya es la oportunidad para España y sus regiones de construir un modelo autonómico que responda mejor a la realidad social y política española.

Anónimo dijo...

10. Para tener voz propia en Europa y en el mundo.

Con frecuencia, desde Madrid se acusa al independentismo de ir contra los vientos de la historia, contra la realidad de un mundo globalizado. Lo cierto, no obstante, es que al final de la Segunda Guerra Mundial existían poco más de 50 estados en el mundo; al final de la Guerra Fría, ese número había aumentado en aproximadamente un centenar y hoy en día existen 194 estados en el mundo. La globalización, pues, no sufrirá ningún revés por el hecho de que aparezca el Estado número 195. En realidad, la progresiva desaparición de las fronteras económicas y la creación de instituciones internacionales hacen cada vez más eficientes a los Estados pequeños, capaces de combinar la apertura internacional proporcionada por la globalización, con la proximidad hacia sus ciudadanos y ciudadanas. Por así decirlo, queremos ser tan independientes como lo son Dinamarca, Austria o los Países Bajos. O como lo es España, por cierto

Anónimo dijo...

11. Para reforzar la Europa mediterránea y establecer un puente con la del norte.

Ni los retrocesos en derechos sociales, laborales y civiles que se impulsan desde los países del este de Europa, ni las políticas de austeridad impulsadas desde los países del centro de Europa, tienen un contrapeso suficiente en los cuatro países mediterráneos de la UE. España, Italia o Portugal necesitan más aliados. Dado que en la UE la voz que cuenta es la de los Estados, con independencia de sus dimensiones y población, el tener un ministre d'economia de Catalunya en las reuniones del Consejo de Europa puede ayudar a los intereses de los ministros de economía de Italia, España, Grecia o Portugal. En este caso la división nos otorga más fuerza a darnos una voz más en los órganos de gobierno europeo.

Por otro lado, Cataluña, siendo un país mediterráneo, ha experimentado no obstante, en carne propia, lo que es aportar recursos a un Estado que frecuentemente los ha malgastado, por ejemplo, en infraestructuras tan mastodónticas como innecesarias. Estamos, pues, preparados para entender las inquietudes que en el centro y en el norte de Europa generan los problemas estructurales de las economías del sur. Podemos ejercer, por lo tanto, de puente entre "las dos Europas", más necesitadas que nunca de diálogo.

Anónimo dijo...

12. Porque para España y Cataluña no hay alternativa a hacerse mayores.

Como hemos ido diciendo antes, la reciente reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, el debate visceral que se generó a su alrededor (más en España que en Cataluña, por lo demás), y los sucesivos recortes de que ha sido objeto constituyen el enésimo ejemplo de que el "encaje" de Cataluña en España es una quimera. No es una cuestión de mala fe por parte de nadie, sino de que a ambos lados del Ebro tenemos maneras fundamentalmente incompatibles de entender conceptos como "nación" o "Estado". A este lado del Ebro, la mayoría hemos aspirado históricamente a que España se pareciese, digamos, a Suiza; mientras que al otro lado del Ebro el modelo preferido ha sido Francia. Va siendo hora de que todos juntos maduremos y entendamos que el otro tiene derecho a ser como es, y que ninguno de los dos tiene derecho a exigir que sea el otro el que cambie. Va siendo hora de que dejemos de ser malos compañeros de piso y pasemos a ser buenos vecinos.

Anónimo dijo...

Leyéndote no me extraña que la gente le pille manía a Cataluña. Hasta a mi me das pena y soy catalán. Realmente el ser humano es lamentable, pero tiene que haber de todo en la viña del Señor.
Gente como tu es lo que hacen que esta preciosa tierra esté desprestigiada. Con catalanes como tu da un poco de asco ser catalán.
Afortunadamente no todos son como tu.

Anónimo dijo...

Por esas mismas razones lo más justo sería pedir la independencia de Barcelona.
Tarragona, Lleida y Girona nos roban.

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