UNO DE MI CALLE ME HA DICHO

      A veces parece que ser culé es incompatible con ser feliz deportivamente hablando. Podemos estar en la jornada 12, lideres con 11 victorias y un empate, imbatidos en champions y seguimos enfadados. Un día es por el juego del equipo, otro porque el Tata quiere cambiar el estilo, y al siguiente porque queremos cambiar el estilo y nadie es capaz de hacerlo.

     Una mañana pensamos que Xavi ya no esta para jugar y a la siguiente admiramos sus pases entre líneas, y un día(y otro, y otro, y otro...) sabemos que Messi es el mejor del mundo, y de repente,  un par de semanas flojas, y ya nos planteamos que se quiere marchar.

     A veces decimos lo de “cuando el rio suena...” y ni vemos el río ni oímo s su sonido, pero ya estamos seguros de percibir una catarata a nuestro alrededor. Y entre ruidos y silencios, damos rienda suelta a nuestras peores pesadillas, rememorando a Figo y extrapolando su traición a la actualidad.

     Es evidente  que Messi no parece  el mismo. Que desde la lesión del año pasado ha perdido ese plus de velocidad,esa rapidez inalcanzable, esa habilidad con la quinta marcha puesta imposible de frenar.

     Y se suscitan las teorías mas absurdas: Está enfadado por el estilo, que ya no le permite encontrar los huecos en las defensas contrarias, necesita gente a su alrededor que le imprima la velocidad que ahora parece inalcanzable vista la baja forma física de algunas vacas sagradas, o tal vez la campaña (bien pagada, bien comida, bien trabajada) por parte de los miembros de nuestra prensa, (esos que durante la carrera fueron incapaces de prestar atención cuando explicaban la asignatura de Ética periodística, y pensaban tan solo en los restaurantes que podrían conocer sin tener que preocuparse de a cuanto asciende la cuenta, a cambio de renunciar a la verdad, de aborrecerla) empieza a dar sus frutos     A Messi le han dicho de todo. Hacienda abrió la veda y nadie fue capaz de frenar las acusaciones de todo tipo por parte de una caverna que no descansa nunca. Luego llegaron los insultos, las acusaciones de dopaje (débilmente defendidas por una directiva lenta y cobarde que no fue capaz de llevar el tema a las más altas instancias, cayera quien cayera), y todo con una única misión : agotar a Messi, amargarle la vida para que se planteara que podría ser feliz fuera del Barça.

     Justamente ahora (qué casualidad) nos enteramos de que el Real Madrid de Florentino, tras el enésimo ridículo decidió intentar fichar al argentino, tal vez prometiéndole menos fiscalidad(un país en el que puedes ahorrarte un 10% en función de donde te empadrones no tiene visos de tener solución), menos insultos, mayor respeto, y configurarle a su alrededor un equipo para mucho tiempo.   
    Ahora, justamente ahora, salen rumores que dicen que Adidas estaría detrás de la operación, para lograr que Messi estuviera en uno de los clubs equipados por ella, y empiezan los rumores, y, parafraseando a Serrat en su canción, “Uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo........ que Messi no es feliz “.

     Un motivo básico es que la directiva que nos representa no parece capaz de acallar los rumores, parece imposible verles un gesto de rebelión ante las injusticias recibidas, ante las murmuraciones que llegan en el puente aéreo, y les permiten vomitar esa bilis diariamente en sus múltiples programas subvencionados, sin encontrar la formula para contrarrestarla.

      Su inacción en el aspecto deportivo, su incapacidad para fichar a nadie, su dejadez a la hora de defender al club, parecen argumentos de peso para justificar la falta de adhesión de los aficionados.

     Y los enemigos, que lo saben, aprovechan el momento para dar donde más duele, en Messi. Y mientras ellos le suben el sueldo a Cristiano, y fichan a diestro y siniestro, aquí no tenemos ni el famoso central, ni a nadie que le de descanso(merecido y absolutamente imprescindible) a nuestros jugadores.

     Con todo y con eso,  no veo yo a Messi abandonando todo lo que tiene a cambio de una aventura en un nuevo país, en un nuevo equipo, pero lo ideal sería no dejar ninguna opción para que los cantos de sirena tuvieran opciones de ser escuchados. 

     Aburrir a nuestra estrella puede ser el argumento que necesitan. y el nuestro, rodearle de un equipo para que vuelva a sonreir.

    Si Messi sonríe, en Madrid seguirán llorando. 

    Y resucitarán una vez más el villarato.