LA GUERRA QUE NO CESA

 

   

Hace unos dias,los culés nos alineábamos en una misma orilla. Frente al anti barcelonismo de unos y a favor de nuestros colores, defendiendo nuestra trinchera, disfrutando de una paz que duraba varios años.

     El viernes nos levantamos y las barricadas las teníamos en nuestra propia casa, el rio habia modificado su cauce para dejarnos a unos y a otros en distintas orillas, enfrentados sin saberlo, obligados a tomar partido en una lucha en la que muchos no queriamos participar.

     El viernes, aquel amigo al que nos abrazamos con el gol de Iniesta al Chelsea, con el que lloramos  de felicidad en cada Champions, y con el que celebramos todos esos titulos(incluyendo la liga de los 100 puntos ya con Tito al frente), estaba en la otra orilla y muchos dudábamos de si  era o no oportuno cruzar el puente
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     Ahora parece que si alguien critica los excesos de Laporta en el famoso episodio del Moet & Chandon, ha de convertirse en seguidor de Rosell, o si critica la pesima gestión  de esta junta directiva en el tema Thiago( y en tantos otros, por desgracia), automáticamente ha de justificar los errores del anterior presidente.

      Parece que si no nos gustaron  algunas actuaciones  de Pep, hemos de aceptar que Tito lo hizo perfecto ante el Bayern, o si pensamos que la eliminatoria ante los de Heynckes estuvo mal planteada es porque somos del grupo que por defender a Pep no va a gritar los goles de nuestro equipo.

     Como si los que piensan que ha sido oportunista la aparición de Guardiola, justo unos dias antes de arrebatarnos a Thiago, y unas horas después de que sepamos que también quiso llevarse a Neymar, hubieran  de abjurar de sus ideas sobre que Pep ha sido el mejor entrenador de nuestra historia, de que sin el todo este Barça no existiria, de que sin Pep este ciclo maravilloso no seria más que un sueño, por mas que hoy sea el entrenador de un equipo rival.

     Es ese cainismo tan catalán como español, ese “conmigo o contra mi”, ese posicionamiento maximalista que no admite grises entre el blanco y el negro, que ha de ver la botella vacía o desbordante, que solo admite amigos o enemigos, cainismo en el que, la mayoría hemos participado a veces, en futbol, en política o en cualquier otro tema conflictivo, nos quieren obligar a posicionarnos, nos quieren poner una etiqueta que nos identifique, una etiqueta clara y concisa, sin medias tintas, sin peros ni dudas.

     Parece que es imposible defender la gran gestión que hizo Laporta al frente de este club, sin tener que despreciar todo el trabajo de Rosell, parece que es imposible tener un poster ( o un imán en la nevera) de Guardiola y valorar al mismo tiempo en su real medida la ultima liga, con Tito al frente.

   O que  criticar el fichaje de Chygrinski y la mala gestión del tema Ibra nos obligara a despreciar al actual técnico del Bayern, o  si nos sorprende  que aqui nunca quiso un contrato largo, tengamos que defender que Rosell es un gestor maravilloso.

    Ha sido tan torpe la gestión de Rosell y de su gente, ha sido tan horrible su puesta en escena delante de la prensa, su planteamiento deportivo, su falta de respeto a la figura de Laporta  que han llegado a convertir a éste de juerguista y derrochador, en mártir de la causa, por no reconocer ningún mérito a quien tuvo muchos, aunque sus errores también fueran evidentes.

     El barcelonismo echa de menos la firmeza del anterior presidente, su barcelonismo a prueba de bombas, su rapidez de reflejos para sofocar los incendios, y lo echa de menos porque la actual junta directiva ha estado lenta de reflejos en la defensa del club ante los insultos de la llamada caverna,  tibia ante  las insinuaciones de dopaje promovidas por los de siempre, y por su ineptitud a la hora de permitir los insultos de esa prensa, de bufanda y rodilleras, que inventaba robos arbitrales para justificar la impotencia de un rival, venido a menos, y que empieza a creer de nuevo en su resurrección.

     Pero toda esa torpeza no debe impedirnos ver que ese enfrentamiento es lo que necesitan para preparar una nueva campaña.

     Y al final, ese enfrentamiento, esa guerra civil incruenta, va a dejar sus bombas de racimo cargadas en los aviones de esa prensa que de tanto odiarnos, se relame pensando en que nosotros mismos traigamos el fin de ciclo que ellos fueron incapaces.

     Ni los del villarato, ni los que cada noche rezuman su bilis  reserva 2004, con denominación de origen Caverna, han sido capaces de lograr crear mal ambiente, y ya seria triste que fuéramos  nosotros mismos los que  volviéramos a las catacumbas y en nuestra lucha fratricida hiciéramos daño al club por el que siempre hemos luchado juntos.

     Es triste ver a esos que tanto nos odian frotarse las manos, con las fotos de Mou en la cartera, mientras nosotros empezamos a dudar  de si hemos de apoyar a Pep Guardiola en el Bayern o  si sus triunfos han de convertirse, por mor de ese cainismo, en derrotas de Rosell y los suyos, que en realidad serian derrotas del Barça.

     A ellos es a los que más les interesa que alguien lance la primera piedra, y que nos descalabre uno de los que llevan nuestro mismo escudo. Uno, desde su modestia, no votaría a Rossell en el caso de que tuviera derecho a ello, pero por encima de Rosell y de su gente está el equipo.


     Por mucho que nos cueste entenderlo, nuestro enemigo sigue siendo el mismo.
 
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