MATEU LAHOZ EL AZOTE DEL BUEN FUTBOL

     La verdad es que hoy pensaba hablar de un jugador del Barça, pero el partido de ayer me indignó de tal manera que me he visto obligado a cambiar de planes.  Ayer, antes del partido ya estaba preocupado por que nos arbitrara Mateu Lahoz, que el año pasado, sin querer, nos benefició en una jugada puntual(perjudicándonos en muchas) y acabó en la nevera y le quitaron puntos en el ranking. Estaba convencido, como asi fue, de que iba a tener presente el castigo en el arbitraje(seguramente ese es el objetivo de los que castigan si alguien se equivoca a favor del Barça o en contra de los que reparten los sobres), sin embargo no fue la parcialidad de Mateu lo que me indignó sino su sentido del arbitraje.

     Aunque más que del sentido de su arbitraje, debiéramos hablar del sinsentido de un arbitraje que no arbitra, de un juez que no imparte justicia y que se limita, como si de un infiltrado invisible se tratara, de pulular alrededor de los jugadores y permitirles que se hagan las mayores salvajadas sin intervenir.

     Ayer señaló la primera falta del Málaga rozando la media hora de juego, en concreto en el minuto 29. Permitió agresiones delante de su cara, su sonrisa iluminaba el rostro de los malacitanos que veían con ilusión que podían repartir estopa a diestro y siniestro y que al colegiado le iba a pillar casi siempre o mirando hacia otro lado o arbitrando lucha libre en la que se permiten esos contactos.

     La patada alevosa a Neymar en la banda, aderezada con un mini cabezazo por caer al suelo de un tipo que ya llevaba amarilla, la zancadilla al brasileño cuando entraba solo en el borde del área, que podríamos discutir si es amarilla o roja directa, pero que al llevar ya una amarilla previa se convirtió en simplemente falta, y el bloqueo ilegal incluso en baloncesto, que le hacen a un defensa del Barça cuando va a despejar un balón, bloqueo que permite un zapatazo desde dentro del área que afortunadamente detiene Valdés, demuestra que este año han subido el listón

     Este año si caen Messi o Neymar, van a repartirse sobres que ríete tu del Bárcenas.

     Y es que yo siempre he defendido que a éstos, lo que menos les gusta es el fútbol. A Matéu Lahoz y a Undiano (los dos últimos) ya les puedes explicar en el colegio de árbitros que dar una patada sin balón es roja o que un cabezazo en la banda también conlleva expulsión. Ellos se limitan a salir, cobrar, y luego, si el arbitraje ha gustado “a quien corresponda” ya le llegaran los premios.

   

     Es imposible que Matéu explique los motivos por los que no expulsa (en la jugada de la banda a Neymar ni siquiera señala falta) a nadie con esas agresiones, con esas salvajadas impropias de jugadores profesionales, pero al fin y al cabo, normales cuando se abre la veda.

     Por eso Godin le decía a su compañero que le diera a Messi cuando estaba un poco tocado. Porque sabia que contaba con la aquiescencia del que cobra por ¿impartir? justicia.

     El cartel  con los rostros de Messi y Neymar está en muchos vestuarios.

     ¿Habrá premio al que acierte y le rompa la pierna a uno de ellos? ¿El arbitro de turno el día del linchamiento tendrá una carta de felicitación?

     En breve podemos tener la respuesta.