GOBAR, GOBAR

      La verdad es que entiendo a la afición madridista y sobre todo a los jugadores blancos. Las cosas estaban saliendo según el guion previsto: un Barça criticado que venia de dos partidos muy malos ante Osasuna y  Milán, un Madrid envalentonado por los últimos resultados(victorias en Elche made in Muñiz incluida) y pitaba Undiano Mallenco, un árbitro al que Casillas abraza siempre que le ve que ya les regaló una copa del Rey con su inhibición ante las entradas salvajes que permitieron llegar a la prórroga.

     Y el partido iba por los derroteros habituales. Un Real Madrid encerrado atrás, con Sergio Ramos de mediocentro(mientras Isco, el nuevo Zidane e Illarramendi lo veían sorprendidos), dando patadas y viendo como Undiano no se atrevía a sacarle la amarilla, con Pepe pisándole el talón a Cesc dentro del área, y Undiano mirando para otro lado, enviando el claro penalti y la consiguiente expulsión al limbo en el que ya se amontonan los penaltis no señalados al Barça.

     Un agarrón de Carvajal a Neymar cuando éste se escapaba, también pilló a Undiano y a sus auxiliares mirando para otro sitio. Lo que podia ser un 2-0 en el minuto 48 y el Real Madrid con 9 era un simple 1-0 y once contra once. Y entonces llegó el momento soñado por todos, por los jugadores y la afición blanca. La historia se repetía, como siempre, como cada partido en el que el Real Madrid tenía problemas.

     Un balón suelto, Cristiano entra en el área, Mascherano se cruza en su camino y el portugués exagera una caída posiblemente forzada por el ligero empujón del argentino. Ahí los aficionados madridistas y los jugadores sonrieron de oreja a oreja: penalti y expulsión pensaron y gritaron.


     Llegaría el empate, el Barça con diez se pondría nervioso y al contragolpe lograrían darle la vuelta al marcador. Y cuando alguien les preguntara por el penalti de Pepe a Cesc, por la expulsión de Ramos, contestarían eso que contestan en  tantas semanas, cuando los Muñiz de turno cometen sus fechorías: Llorones, que siempre estáis llorando.

     Pero se les congeló la sonrisa. Undiano, que no vio el empujoncillo, o que después de no señalar el de Pepe que era de nivel, se sintió avergonzado de tener que señalar éste, y volvió a mirar para otro lado.

     Aquello fue la indignación: Este no sabe con quien esta hablando” dicen que se le escapó a alguien por lo bajini en el palco, es una vergüenza, decía el periodista masticando las angulas(si, las paga el jefe, como siempre) “ Ladrón”  gritaban en su casa los aficionados, y Cagón de mierda  le dijo Cristiano a Undiano(a quien ya no van a volver a abrazar los futbolistas blancos).

     Estaba todo previsto, pero la cosa se les torció. Undiano no se atrevió a hacerlo descarado, y debió pensar que bastante había hecho ya con no expulsar a Pepe y a Ramos y con comerse el penalti que también vio el estadio entero y varios millones en el mundo por la televisión.

     Y luego Alexis pilló a Diego López colocado en el punto de penalti(¿no media este hombre más de 1,90 y tenía la ventaja de esa altura para evitar estas cosas?) y ya no dio tiempo a mucho más.

     Y Ramos, el Ramos que mereció irse a la calle y que, de nuevo, gracias a Undiano pudo seguir en el campo, se quejaba de varios penaltis(hay que tener jeta para pedir penalti en la caida de Adriano cuando aún resuenan los "vaya mano de este tipo de hace un año largo) y Ancelotti, el que en Elche no vio nada y dijo que había que dejar hacer el trabajo a los árbitros(¿o al decir hacer el trabajo se refería a lo que hizo Muñiz,  en el sentido de cumplir el encargo?) hoy, en un estadio mayor, lo vio clarísimo.

     Hoy esperaban que fuéramos nosotros los que nos quejáramos del penalti de Pepe a Cesc y de las expulsiones, porque para ellos, equivocarse 4 veces a su favor entra dentro de lo normal(de hecho es lo normal,por desgracia) pero un posible error en contra, les hace levantarse en pie de guerra.

     Eso en mis tiempos no pasaba, le dijo un sesentón a su nieto, quien llevaba un chándal blanco.

     Hemos vuelto a escuchar el Gobar Gobar de Cristiano, traducido ahora en un cagón de mierda, más escatológico.

     Y lo que es mucho mejor:


     Se les ha vuelto a romper el fin de ciclo