Tengo que romper una lanza por los árbitros de primera, que como hace unos dias Clos Gómez o en el Málaga-Barça el rubito rapadito, no siempre ven lo que ven y si lo ven es como si no lo vieran.
Su falta de visión, su visión sesgada, su ceguera se justifica en que su carrera(por llamarlo de alguna forma) es muy corta.
Están unos cuantos años viviendo de maravilla, llevan relojes de los que ignoran el precio( y que nunca soñaron tener), ignoran lo que valen las cosas en las tiendas, comen jamón bueno,van por la cara a restaurantes de lujo, y de repente, un dia, cumplen los 45 y no tienen a donde ir, no saben hacer nada(porque lo que han hecho toda la vida es correr y hacer como que imparten justicia) y su única meta es llegar a seguir cobrando pero ahora de las cadenas de radio o televisión.

Es lo que podríamos llamar, su plan de pensiones. Y si para tener un futuro asegurado han de hacer lo que hacen, pues lo hacen. Y en ocasiones convierten un agarrón de Pepe al defensa del Elche en un penalti a favor, en otras se comen una falta (puede que dentro tal vez en el límite) que es la segunda amarilla de Marcelo(podria ser el 0-2 y contra diez, un estadio en armas) y se inventan luego dos penaltis que solo les daría vergüenza pitarlo si tuvieran esa opción en su ADN) pero que a cualquier otra persona nos parecería estar robando si tuviéramos que señalarlos.

Por eso el rubito rapadito pensó que el agarrón por el cuello de Wellington a Messi no era nada, era amarilla, como un rebote en la mano, como un agarroncito de la camiseta, o como una patada de Pepe o Arbeloa(que al ser vos quien sois, rebajan la pena 4 grados).
También queda la opción de pensar que se han equivocado, pero si alguien, en cualquier otro trabajo se equivocara siempre y siempre a favor del mismo, hace tiempo que estaría en la calle, cosa por otra parte, que si sucediera con cierta frecuencia ayudaría a conseguir que los árbitros fueran honrados e imparciales, o al menos que disimularan sus preferencias.
Aunque el plan de pensiones tuvieran que pagarlo de su bolsillo