
Un enorme Diego Costa al que le hicieron un penalti de
manual(no visto por el de turno) llevó en volandas a los de Simeone hasta
llevarse al Manzanares la victoria.
Un tremendo éxito de un aspirante (partido a partido) que
sigue sin levantar la voz pero al que cada día nos vamos rindiendo más
espectadores.
Del Real Madrid poco hay que decir. Pitos a los jugadores,
luchas de egos entre Cristiano y Bale a ver quién corre más y quien es el gallo
más gallo, y división entre los aficionados por el tema de la portería que va
camino de dejar fuera del club a uno de los dos porteros, con un horizonte oscuro,
gane quien gane la guerra, para el que se quede, a un error de las iras de los derrotados.
Marcarle 5 goles al Rayo al contraataque no es para lanzar
cohetes, sin embargo escuchar los pitos a Cristiano por su egoísmo (como si fuera un
descubrimiento) denota un estado de opinión que no es el más idóneo para
afrontar la parte decisiva de una temporada.

Y dejo para el final el análisis de los míos, del Barça sin Valdés .
Que jugó en Cornellá ante un equipo rastrero y una parte de su afición que con sus cánticos mantiene el nivel del equipo, el nivel basura.
Un equipo que lo basó todo en la agresión zafia, el golpe
bajo, el pisotón que busca hacer daño y amedrentar, ante la mirada cómplice de
Clos Gómez al que cada pisotón de Simao le parecía juego noble, al que las
patadas y agarrones de Coloto no le daban la impresión de merecer tarjeta. En resumen,
de un Clos Gómez que busca hacer méritos para que le den la final de la Copa
del Rey en la que el rival del Barça también va a jugar al límite del
reglamento y para la que se necesita alguien contemporizador ahora que Undiano
ya no es querido entre los blancos.
Y lo que es peor, en la única jugada en la que beneficia al
Barça(un golpe de Masche a Javi López) fuera del área, los feladores de la
prensa bufandera han encontrado el resquicio para buscar la excusa de la
semana, photoshop mediante, y no hablar de fútbol
Y dejo para el final a la grada. La gentuza que ensucia una parte del graderío blanquiazul gritaba: MILAN MUERETE, al hijo de Piqué y Shakira.
Es imposible bajar más de nivel. Desear la muerte de un niño
de 2 años para hacer daño al padre, futbolista del Barça, es llevar el odio a
niveles de exageración.
Es escribir una oda a la miseria, es hacer apología de la
maldad.
Es imposible ser más rastrero, más sucio y más ruin que
esa parte de la afición(a la que los demás toleran)
Lo que no entiendo es que nuestros directivos sigan
manteniendo relaciones de ningún tipo con los que los defienden y permiten
(aunque sea por inacción) su mensaje.
Pecar con el silencio cuando has de protestar hace a los
hombres cobardes.
Y esta directiva no puede seguir callada ni un minuto más.