
Ayer, jugando el peor patido en años, pudimos haber perdido 2-0 si el arbitro hubiera visto el fuera de juego en el segundo gol y si le hubiera parecido bien señalar la falta en el tercero que es de lo mas descarado que yo he visto en años, pero volveríamos a equivocarnos si repitiéramos el desviar la atención fuera del estadio.


El cartero ha llamado muchas veces, y nos ha traído una carta en la que nos hablaba de la mala planificación, en la que nos decía que necesitábamos centrales expeditivos y altos, que supieran jugar el balón, en la que nos avisaba de que basándonos solo en Messi no podíamos mantener el nivel de éxitos, que necesitabamos fomentar un poco de competencia en la plantilla,y que con esa división entre titulares muy titulares y meritorios sin esperanza, había que introducir elementos que hicieran ponerse las pilas a unos y dar esperanzas a los otros.
Y es que con unos jugadores tan buenos como los “locos bajitos” del medio campo, y con un Messi al 100% se disimulaban las carencias, y si un equipo nos marcaba 3, en ocasiones le devolvíamos 4 y parecía que en aras del espectáculo todos debíamos hacer un gesto de complicidad. Pero en el fondo todos sabíamos que nos estaban tomando la medida, que un grupito ordenado atrás, encerrados y agresivos, eran como una muralla, y costaba un mundo derribarla, pero aparecía Messi y resolvía el problema. Y mientras duró la enfermedad de Tito, ese era el plan. Y ahora se trata de cambiar, se trata de tener planes alternativos.
No se trata de renunciar a un estilo, no se trata de que fichemos ahora a un entrenador que nos meta atrás a defender para pillar al contragolpe al rival, no se trata de echar tierra sobre nuestro pasado tan reciente, el que nos ha dado tantos triunfos, el que nos ha llevado a ser el mejor equipo del mundo año tras año.

Pero este estilo y ese sistema necesita los mimbres apropiados, necesita una plantilla compensada, y necesita un entrenador que sea capaz de aplicar el bisturí a la actual y reorganizar un equipo para resurgir, para volver a ser los mejores. Y no se si Tito, con el hándicap de su enfermedad, y tras 6 años compartiendo vestuario, va a ser capaz de serlo.


El cartero ha traído una carta de nuevo, y del club depende que sea un aviso para mejorar o sigamos diciendo que la culpa es siempre ajena.
Hacen falta cambios para que todo vuelva a ser como antes.
Si seguimos mirando hacia otro lado, la siguiente visita del cartero no será para advertirnos.